Archivos diarios: 1 noviembre, 2014

El máximo del agujero de ozono ántartico 2014 es más pequeño que en años anteriores

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– ASPECTOS EN LOS QUE HA MEJORADO:

  • El agujero alcanzó este 2014 los 24,1 millones de km cuadrados.
  • El de 2014 es de menor tamaño que los del período 1998-2006.
  • La capa de ozono protege de las dañinas radiaciones ultravioleta.

El agujero de la capa de ozono en la Antártida ha alcanzado su máximo de 2014 el pasado el 11 de septiembre. Con 24,1 millones de kilómetros cuadrados, es más pequeño que los grandes agujeros del período 1998-2006, según han informado científicos de la NASA y de Administración Oceánica y Atmosférica Nacional (NOAA).

El máximo del agujero de ozono captado por satélite, que tiene un área comparable al tamaño de América del Norte, fue similar al de 2013, cuando alcanzó 24,0 millones de kilómetros cuadrados, también a los de 2010 y 2012, explica la NASA.

El agujero de la capa de ozono más grande jamás registrado tenía 29,9 millones de kilómetros cuadrados y se produjo el 9 de septiembre de 2000.Y es que desde la década de los 80 en el siglo XX han ido aumentado los niveles de cloro en la atmósfera, lo que provoca que el agujero de ozono antártico se forme y se expanda durante la primavera del hemisferio sur, en los meses de agosto y septiembre.

La función de la capa de ozono, una zona de la estratosfera terrestre, es proteger de las radiaciones ultravioletas, que son potencialmente dañinas pudiendo llegar a causar cáncer de piel en humanos y perjuicios a las plantas.

¿Primera detección directa de materia oscura?

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Investigadores de la Universidad de Leicester captan una curiosa señal en la banda de los rayos X que no admite explicación alguna, y que puede ser la otra materia que existe en el universo.

La materia oscura se ha convertido en una de las obsesiones de la Física moderna. Desde que la Ciencia descubrió que la materia ordinaria, es decir, la que forma todos los planetas, estrellas y galaxias que podemos ver, solo da cuenta de un 4% de la masa total del Universo, investigadores de los cinco continentes se han afanado por descubrir en qué consiste el restante 96%.

Hoy, en efecto, sabemos que la «materia oscura» da cuenta de otro 23% de la masa total del universo en que vivimos. Que junto a nuestro 4% de materia «ordinaria» suma un 27%. Se cree que el restante 73% de la masa universal no está compuesta de materia, sino de una misteriosa «energía oscura», que podría estar detrás del hecho de que la expansión del Universo sea más rápida a cada segundo que pasa. La materia oscura supondría cerca del 85% de toda la materia que existe en el Universo.

Como su propio nombre indica, la materia oscura es prácticamente indetectable. Al no emitir radiación electromagnética, ninguno de los medios técnicos a nuestro alcance han permitido, hasta ahora, detectarla de forma directa. Solo conocemos su existencia por los efectos gravitatorios que produce sobre la materia que sí podemos ver, la materia ordinaria de la que estamos hechos los humanos, las estrellas y las galaxias. Ni siquiera estamos seguros de que la materia oscura esté hecha de átomos y partículas.

Un derivado del ADN se comporta como un cable eléctrico

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Una molécula derivada del ADN se comporta como un cable que puede transportar corriente eléctrica a grandes distancias.

La necesidad de reducir el tamaño de los dispositivos electrónicos que forman la base de las tecnologías de la información ha llevado a científicos de todo el mundo a explorar la posibilidad de utilizar moléculas individuales como componentes electrónicos. En particular, en los últimos 20 años, se ha investigado intensamente la posibilidad de utilizar moléculas de ADN como cables moleculares aprovechando sus extraordinarias propiedades de reconocimiento y auto-ensamblaje.

El ADN ha resultado ser, sin embargo, un muy mal conductor eléctrico, lo que ha impedido desarrollar una electrónica basada en estas moléculas. Sin embargo, un equipo internacional de científicos demuestra ahora que una molécula de G4-ADN (un derivado del ADN) se comporta como un cable molecular que puede transportar la corriente eléctrica a distancias mayores que ninguna otra biomolécula o polímero conocido.

Las propiedades eléctricas de G4-ADN fueron analizadas con un microscopio de fuerzas atómicas.

El descubrimiento, publicado en la revista Nature Nanotechnology, podría dar lugar a una nueva nanoelectrónica basada en el uso de biomoléculas individuales. Además, estos resultados permiten establecer por primera vez cuál es el mecanismo físico mediante el cual la carga eléctrica se puede transportar a grandes distancias a través de una biomolécula, una de las grandes cuestiones abiertas hasta ahora en el campo de la biotecnología.

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